Bueno, como se ha vuelto costumbre de cada viernes, les dejo un nuevo capítulo de Elysium. Un poco mas tranquilo, después del pasado que contuvo algo de acción. Puede... puede que el titulo de este capitulo los desconcierte, pero tiene su lógica, en fin se los dejo para que lo lean con calma.
Por si no han leído los pasados capítulos, aquí les dejo los links.
Capítulo 7 – Prisión.
Volteo a ver a mi alrededor… no hay nada más que cuatro paredes rodeándome, una puerta en un extremo de la celda, y una lámpara en el techo. Este había sido mi paisaje por un mes… un mes. Bueno, no era la primera vez que era encerrado, pues casi siempre que iba a la gran muralla, precisamente por mi negativa a trabajar en equipo, es que siempre terminaba un tiempo encerrado. Era esto tan frecuente, que incluso un comandante de la gran muralla había puesto mi nombre en una de sus celdas. En fin, era algo a lo cual ya estaba habituado, pues las batallas en la gran muralla son tan masivas, que es imposible no quedar en algún punto aislado, solo que yo en lugar de reagruparme, continuaba por mi cuenta.
Sin embargo, ahora termine encerrado por una razón muy diferente. Pues ahora estoy encerrado por haber ayudado a una compañera… ¡Vaya ironía! Pero siendo honestos, no me arrepentía. Destay no solo abandono a Iselda a su suerte, sino que también declaro que tanto ella como yo morimos en el combate, además se adjudicó el derribo de los VR. Lo admito, de regreso al Quorum ya me había calmado, pero cuando escuche eso, sencillamente me lance sobre él y le propine un buen golpe en la cara. Después como es obvio, fui detenido y metido en una celda. Pero el recordar como Destay se echó para atrás con notable miedo en sus ojos, mientras le lanzaba mi puño y que al recibirlo lo derribo al suelo… en realidad me hacía sonreír cada vez que lo recordaba.
Mi rutina había sido el estar acostado en el suelo, a veces daba de vueltas por la celda, y de vez en vez recordaba la cara de pasmo de Destay. Para cuando empezaría mi segundo mes en el calabozo, la puerta se abrió, y por ella entraron dos personajes. Una era Lilian. El otro, era Cloudi.
— Lambert, Lambert, Lambert…—dijo Lilian mientras sacudía su cabeza lamentándose — ¿Por qué hiciste eso? No es propio de ti.
— ¿Te digo la verdad o una mentira?
— La verdad.
— Me enoje, y me deje llevar por mis impulsos. ¡Vamos Lilian!, sabes que no puedo trabajar en equipo, pero jamás los he dado por muertos y aún menos robado el crédito de sus victorias. Eso me molesto.
Lilian no dijo más, solo se llevó la mano a la cabeza y se hizo a un lado, para que Cloudi pudiera acercarse.
— Ha armado un alboroto muy grande señor Lambert — me dijo calmadamente y modulando su voz.
— Lo se señor.
— Se lo voy a admitir, las acciones del señor Destay son de lo más reprobables, y por si mismas ya le han hecho acreedor a una severa investigación y amonestación. Así que sus acciones estuvieron de más.
— Tal vez tenga razón señor… pero aunque suene como un sínico. No me arrepiento de nada.
— Pues sí, creo que es un sínico. Le voy a ser honesto señor Lambert, usted no me agrada, sin embargo fue lo suficientemente hábil como para sacar el máximo desempeño del XL-LB-02… como ya se esperaba.
— ¿Cómo ya se esperaba? — pregunte intrigado.
— La Fundación nunca deja nada al azar. Siempre quisimos una unidad que superara a los actuales Lightings, sobre todo al volverse los ataques de los VR cada vez más incidentes. Esto nos ha tenido algo preocupados, así fue como se desarrolló el XL-LB-02 y el sistema Gemini. Esperamos que dentro de poco hayan más equipos compuestos de la misma forma, pero antes teníamos que correr algunas pruebas. Encontrar a los Gemini fue un golpe de suerte, pero encontrar a un piloto para el XL-LB-02 no resulto tan simple… buscamos entre todos los users en solitario, y según los datos usted por su naturaleza, es que sería nuestra mejor opción.
Ya me imaginaba desde un principio que tenía que haber algo más detrás de todo esto, no imaginaba los detalles, pero siempre he sabido que nadie da nada por nada. Al final no resulte nada menos que un conejillo de indias.
— Y entonces… ¿Ahora qué? — pregunte a Cloudi.
— Pues el equipo sufrirá algunos cambios. De entrada Destay dejara de ser el líder, consideramos que usted tomara ese lugar… pero después de meditarlo, se tomó la decisión de que Iselda será la nueva líder. Usted quedara como hasta ahora, como el apoyo de los Gemini. No podemos deshacernos de Destay… aunque quisiera, pues encontrar otra persona que sincronice con Iselda tomaría mucho tiempo.
— Señor… ¿Le puedo preguntar algo?
— Me supongo que tiene que ver con los Gemini. ¿No es así?
— Así es señor.
— Adelante.
— Tengo entendido que Iselda y Destay pueden volar como lo hacen debido a que sus ondas cerebrales están sincronizadas… ¿Esto tiene que ver con el módulo Gemini, más que por ellos mismos?
— ¿Usted qué piensa?
— Que si… o al menos eso creo, porque sus personalidades, historias e incluso habilidades no tiene nada en común, sin embargo tenía que haber algo para que pudieran pelear de manera simétrica. Después de pensarlo un tiempo, llegue a la conclusión de que… de alguna forma sus ondas cerebrales eran ecualizadas por algún factor externo y por el cual instintivamente, si es que me permite el termino, ellos se comunican en el combate. Ahora sé que se debe a los módulos Gemini… ¿estoy en lo correcto?
— Mmm… — murmuro con malestar Cloudi— Si, tiene razón señor Lambert, es exactamente así como funciona. ¿Alguna otra pregunta?
— ¡Claro!, ¿Cuándo me van a dejar salir de aquí?
— Justamente por eso venimos a verte Lambert —intervino Lilian —para explicarte la nueva situación y dejarte en libertad.
Bien, así estaban las cosas, Cloudi salió, y cuando lo hizo, me levante y me dirigí a la puerta. Cuando estuve en el umbral, Lilian me detuvo poniendo su mano en mi hombro.
— ¿Qué sucede Lilian?
— Hay algo que tienes que saber.
— ¿Todavía más?
— No te preocupes, esto no es algo tan serio, pero creo que deberías de tenerlo en cuenta.
— ¿Y que podría ser?
— Durante este mes que estuviste encerrado hubo alguien que estuvo fuera de las celdas y que insistió mucho en verte, pero el acceso le fue negado, de hecho sigue afuera.
— ¿Y quién es?
— No te voy a decir, solo sal y no seas un patán.
En realidad no entendía de qué me hablaba Lilian. Salí de la celda, firme los papeles pertinentes y procedí hacia afuera de las mazmorras. Cuando vi que en el pasillo había alguien sentado en el suelo con la cabeza entre las rodillas, se trataba de Iselda. Me acerque a ella, y me puse de cuclillas.
— ¿Qué haces aquí? — le dije alegremente.
Ella levanto la cabeza y me sonrió.
— ¡Lambert!
— ¿Llevas todo el mes sentada aquí?
— ¡Claro que no! — dijo ruborizada — de vez en cuando iba y comía algo… o, otras actividades fisiológicas.
— ¿Cómo cuáles?
— No seas tonto… tu sabes.
— Está bien, no te voy a presionar más, pero en serio… ¿me estuviste esperando todo este tiempo? ¿Para qué?
— Bueno… solo quería agradecerte por lo que hiciste por mí en la última misión.
— Creo recordar que te dije en esa ocasión que no había problema.
— Es que… también quería agradecerte… por golpear a Destay.
— ¿Y eso?
— Cuando regresamos y nos enteramos de lo que dijo, yo misma iba a golpearlo, pero tú te me adelantaste… luego te arrestaron y me quede pensando… si no hubiera sido por ti, la que hubiera pasado un mes en esa celda hubiera sido yo. Y ahora… hasta soy la líder del equipo… por eso te lo quería agradecer.
— Bueno, no pasa nada, y a todo esto, ¿has visto a Destay?
— No, y la verdad no quiero verlo, me ha decepcionado como pocos lo han hecho. No solo descubrí que era un mezquino hipócrita, sino que también un mentiroso. Revise sus registros de combate, y ha derribado muchos menos VR que yo en un tiempo más largo, me cae mal, así que fuera de las misiones no tengo intención de verlo.
— Bueno… espero que no te afecte mucho, sé que le estimabas.
— Creí todos sus cuentos como una niña, me siento tan apenada por ese hecho.
Empecé a notar que ella se estaba sintiendo mal, así que solo le puse mi mano sobre su cabeza y le revolví un poco el pelo.
— Ya no pienses tanto. Ven, levántate que el suelo esta frio jefa, y no te vayas a resfriar.
De nuevo me sonrió, aunque esta vez fue una tímida sonrisa, después se puso de pie. De ahí seguimos hablando mientras caminamos por los pasillos del Quorum.
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