Y pues siendo este un bonito viernes, es que se publica este segundo capitulo de KA-HA: Las espadas del Lobo. En el primer capitulo pudimos ver como Bërt-Ehm dio vida al valle donde se desarrollaran parte de los acontecimientos de este relato, ademas de decirnos de donde es que viene la gente que lo habita y por que. Tambien nos introdujeron s Sirkey el primer portador de la KA-HA y el trato con el espíritu del lobo, que peleaba contra las sombras de Sheika. Ahora sabremos que es lo que paso con tras el arreglo de Sirkey y el espíritu del lobo. Esto sigue siendo parte del prologo, de hecho, habrá una tercera parte del prologo, y de allí es donde Peppers por fin empezó a desarrollar la historia.
Para los que no han leído el primer capitulo les dejo el link.
PROLOGO/2ª Parte: El Clan de los Shul.
Sirkey, el primero, se aposto a la entrada del bosque preparado para luchar contra todo aquel que se atreviese a cruzar los limites de Sheika, y allí, creo su hogar. El 4º Adab Bäb, líder del Clan de los Burtham, quiso agradecerle a aquel guerrero haber expulsado a las bestias y así proteger al Dios Bërt-Ehm, el que dotaba de vida a la tierra. Le entrego a la más bella de todos los Bäb-Kei, Beroa, para que sus descendientes protegieran aquellos límites cuando Sirkey ya no estuviera.
Beroa dio a luz a tres sanos y fuertes varones, Sirkey el segundo, Syrkas y Baren. La maléfica arboleda había acogido gustosa a Sirkey, que ante su umbral había edificado su hogar. Como guardián, él era lo único que se interponía entre la tierra del norte y Sheika.
Una casa sencilla para un hombre sencillo, hecha de roca y barro, fuertes cimientos y un buen fuego. Los vástagos crecían felices ignorantes a lo que tras ellos se ocultaba, su padre los instruyo en el arte de la Ka-Ha, única en el mundo, guardiana de Sheika. El bosque, que se había mostrado dormido y tranquilo durante los últimos años ya no preocupaba a Sirkey, todos sus pensamientos se volcaban en su pequeño Clan. Hasta aquel día. El segundo, heredero y mayor de los tres hermanos, escapo de la atenta y vigilante mirada de su madre adentrándose en Sheika. Sin conocer los horrores que expectantes lo observaban, el pequeño camino y camino, miro las sombras que de los arboles crecían, inofensivas pensó. Fue demasiado tarde cuando Sirkey se dio cuenta de su falta. Cruzo el umbral del bosque desesperado y agitado en busca de su vástago, solo logro encontrar su capa, aquella que lo había protegido del frio y que su madre había confeccionado con tanto amor y cariño, atenta a los mas pequeños detalles. Imágenes de lobos llenaban la basta tela. No quedaba nada más.
Entonces lo comprendió, aunque Sheika aparentara tranquilidad y letargo solo era una mascara para engañar a los mas ingenuos, y así alimentar con su carne a las bestias que albergaba. Sirkey recordó las palabras del lobo, "no solo un hombre puede guardar este bosque. El día que veas en los ojos de otro a un hermano, vuelve". Y el primero así lo decidió, con gran pena, dejo a su amada y a sus vástagos atrás y se marcho en busca del hombre que una vez le agradeció.
Subió a lo más alto del Jäl-Elk, desde donde la vista lo sorprendió. Al oeste, se podía ver todo el valle de Arlok, tétrica y sombría tierra, atravesada por el rio Beräm-Ork que caía desde lo mas alto del Jäl-Elk hasta perderse en el los picos de las oscuras montañas de Orkham en el noroeste. A lo lejos, en el sureste, el valle de Ilias, tranquilo paraje donde la nieve no siempre lo cubría todo, y durante un tiempo las briznas de hierba asomaban llenando de color el valle. El gran lago Atkei nutria de agua a las tierras de Atnes-Rä, llenándose con el agua que llevaba el Beräm-Kei, y mas al norte, su hogar, el gran Bosque oscuro de Sheika, que lo cubría todo. Sirkey nunca había contemplado en su totalidad las tierras del norte, la inmensidad y belleza del lugar lo asombro. Una vez allí siguió ascendiendo hasta donde la vista ya no alcanzaba, protegida por las blancas nubes mas allá del cielo se hallaba la cima Barpek, hogar de los Burtham, cuna del Beräm. Las gentes de Eldos-Beräm, que no eran tan distintos a él, se llenaban de asombro, pues nunca habían visto a un extranjero. Nadie jamás había llegado tan alto. Sirkey exigió ver al Adab-Bäb, hombre que le había otorgado una esposa y así le dispuso. "Tu que me diste la bienvenida a estas tierras y me concediste sin que yo te lo pidiera a la mas hermosa de todas tus mujeres, ahora te pido que excuses mi petición si no es de tu agrado, pero que la escuches, pues la vida de todos esta en juego. Necesito a tus hombres más fuertes, a los mejor pertrechados, los más valientes y los más sanos. El mal que protejo me supera y no creo que solo lo pueda frenar. A uno de mis hijos me ha arrebatado ese oscuro lugar y si solo mis ojos lo han de vigilar, me temo que solo me volveré ha encontrar." El Adab-Bäb miro con pena a Sirkey pues sus hombres no eran guerreros, simples devotos del Dios Bërt-Ehm. "Si con sus rezos crees que el mal puedan apartar, llévatelos y que en tu vigilia te ayuden, esto es todo lo que mi pueblo te puede ofrecer". Sirkey se marcho, ningún monje le podría ayudar, fuertes guerreros era lo que el necesitaba, hombres que no temieran a las oscuras ramas que detrás de su casa se encontraban.
Salió en busca de otros hombres mas allá de las montañas Surem, siguiendo la vida que había tras el Beräm-At y muchos encontró, les prometió un hogar, alimento y paz. Les hablo de Sheika, pero también del arma que de ella les protegía y prometió una a cada hombre que lo acompañara. Seis fueron los que a Sirkey siguieron. Regreso al umbral por el que su hijo desapareció, lo cruzo y reclamo a la bestia, "¡Lobo, lobo! Tú me prometiste un arma para mis hermanos, pues ya los he encontrado. Ahora dime cual es el secreto". El espíritu se le apareció, el pelaje gris y la furia en sus ojos fue lo primero que Sirkey pudo ver. "¿Ahora vienes? Tú que has alimentado a las sombras entregándoles a tu heredero. No cumpliste tu promesa y no supiste ni proteger a los tuyos de Sheika, ¿porque he de entregarte el secreto? Algún día morirás y entonces ¿quien salvaguardará los limites de este bosque?". Con lagrimas en los ojos él le contesto, "Nunca permitiré que lo ocurrido se repita, dame el secreto y toda mi familia sellara este pacto contigo: Seremos los guardianes de este horrendo bosque hasta que ya no quede ninguno y ese día los descendientes de los otros hombres serán sus guardianes y te libraremos de esta carga". El lobo acepto, y guio a Sirkey hasta la fuente del secreto. Así creo las otras Ka-Ha, solo seis, para los guerreros, los protectores de Sheika. Estas fueron las últimas palabras que el espíritu dirigió a Sirkey:
-Tu mortal, el que fue el primero, ahora conocerás el secreto; esta arma, es única no solo en su material si no en su poder. Todo aquel que porte la Ka-Ha y los de su misma sangre ya no se verán apresados por las leyes mortales. Su tiempo se extenderá y su fuerza se maximizara. Debes usar ese poder para fines nobles, si no, se te arrebatara. Jamás contaras los secretos de la Ka-Ha a nadie que no sea portador. ¿Puedes ver el grabado que tiene en la hoja? Ese es el pacto que une a los portadores con Sheika. Al portar esta arma vuestro destino quedara sellado y no habrá vuelta atrás.
Sirkey regreso, dejando atrás los dolorosos recuerdos y bajo su amenaza creo el Clan que protegería a los habitantes de las tierras del norte, los portadores de las Ka-Ha. Nadie más moriría en sus fauces.
Entrego las Ka-Ha a las 6 familias que junto a él serian los portadores de las armas del lobo.
La familia del Shuls-Ha (líder de Clan) portaban la primera Ka-Ha, de madera azul oscura, con lobos tallados en la vaina, la empuñadura llevaba una cinta gris que la envolvía dejando dos cordeles trenzados que colgaban. A la familia Shik-Ha (familia de confianza del Shul-Ha) les entrego la Ka-Ha de madera verde oscura, con jabalís tallados en la vaina, la empuñadura llevaba una cinta marrón claro que la envolvía dejando dos cordeles trenzados que colgaban. A la familia Bertos, estudiosos, inteligentes y pacíficos, le entrego la Ka-Ha de madera roja oscura, con ardillas talladas en la vaina, la empuñadura llevaba una cinta azul oscura que la envolvía dejando dos cordeles trenzados que colgaban. A la familia Shel-Dea que provenían de una larga tradición de cazadores, les entrego la Ka-Ha de madera naranja oscura, con zorros tallados en la vaina, la empuñadura llevaba una cinta verde oscura que la envolvía dejando dos cordeles trenzados que colgaban. A la familia Shulet, familia de exploradores, les entrego la Ka-Ha de madera marrón claro, con gatos monteses tallados en la vaina, la empuñadura llevaba una cinta rojo oscuro que la envolvía dejando dos cordeles trenzados que colgaban. A la familia Brahakmar geniales herreros, les entrego la Ka-Ha de madera marrón oscuro, con osos tallados en la vaina, la empuñadura llevaba una cinta naranja oscuro que la envolvía dejando dos cordeles trenzados que colgaban. A la familia Thalos, hombres sabios, les entrego la Ka-Ha de madera gris oscuro, con ciervos tallados en la vaina, la empuñadura llevaba una cinta marrón oscuro que la envolvía dejando dos cordeles trenzados que colgaban.
Después creo las 9 leyes del Clan Shul:
1ª Ley: El Shuls-Ha será el líder del Clan, siempre se le obedecerá y ninguna familia del Clan dudara de su autoridad.
2ª Ley: Respeta y teme a Sheika, jamás debes entrar en ella, solo los portadores de la Ka-Ha podrán cruzar su umbral.
3ª Ley: Toda familia que integre en Clan Shul deberá conocer el arte de la Ka-Ha.
4ª Ley: Ningún miembro del Clan saldrá de su hogar ni vagara por la tierra una vez anochezca.
5ª Ley: Todo aquel que sea heredero, hombre o mujer, podrá ser portador y recibirá la Ka-Ha cuando le sea entregada. Ni antes ni después.
6ª Ley: Los portadores siempre llevaran la Ka-Ha consigo. Jamás la abandonara ni podrá rehuir de su obligación, si así es, será castigado con la expulsión del Clan y jamás podrán regresar. La Ka-Ha pasara al siguiente heredero.
7ª Ley: Los portadores no podrán vivir en otra región, deberán permanecer siempre a orillas de Sheika.
8ª Ley: La Ka-Ha solo se usara para proteger al Clan, jamás para herir a otros, ni hombre ni animal.
9ª Ley: Ningún portador podrá contar jamás el secreto de la Ka-Ha.
El tiempo trascurrió y Sirkey envejeció. Había tenido una larga y pacifica vida, siempre rodeado por lo que mas temía. El recuerdo de su pequeño que le fue arrebatado a tan temprana edad nunca lo abandono. Inculco en el arte de la Ka-Ha a todos los guerreros que lo habían seguido y vio como su Clan crecía día tras día por gentes que llegaban de tierras lejanas, horrorizados por las guerras del sur. Convirtió a Syrkas, el primero con su nombre, en un hombre bondadoso, amable y bueno con su pueblo. Le explico que era lo que habitaba dentro de Sheika y que igual que el, ahora era su turno, debía cumplir la promesa y así todos los que vinieran. Entrego la espada que protegió a su clan durante tanto tiempo a su hijo y con pesar le dijo estas palabras:
-Yo fui el primero y ahora tú... serás el segundo. Recuerda, protégelos a todos, jamás entres en Sheika al menos que no tengas otra opción. Ellas se ocultaran en las sombras y cuando no lo esperes saldrán de ellas y devoraran tu carne. Esta arma, la Ka-Ha, es la única que puede acabar con ellas. Es el bien más valioso que tenemos, jamás se la entregues a nadie. Encuentra una buena mujer que te ame, ten herederos y cuando el día llegue entrégale al mayor de ellos esta arma y el Libro de leyes del Shuls-Ha, al igual que yo te lo entrego a ti, en cuando lo leas comprenderás todo hijo mio. Es la hora de que vuelva a ver a tu hermano... mi hijo.
Y el que fue el primero en llegar se marcho, de vuelta, por el sendero por el que había llegado.
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